Bien dice el dicho "EL que no llora, no mama". Yo llore y llore. Llore por twitter, llore por e-mails y hasta llore por acá contando la historia de mi ultima aventura bajándome de un avión de Avianca ( leer Esperando a Avianca) y ahora pues me ha llegado la hora de mamar. Yo no soy una experta en asuntos legales ni mucho menos, y cuando todo el incidente paso me surgieron algunas inquietudes sobre como proceder. Sabia que tendría que hacer gastos extras por la fractura - transporte en Portland, visita de seguimiento al medico, tal como lo indicaron en Colombia, etc. - y tenia la sospecha de que toda la responsabilidad no era mía. Quizás me resonó en la cabeza el modus operandi de las aerolíneas cuando sobrevenden un vuelo: ofrecen bonos en efectivo o boletos adicionales de vuelo como indemnización y analizaba a la chica que me acompañaba de avianca, notando como se mostraba cada vez más y más diligente durante el tiempo que estuvo conmigo en la clínica en Bogotá...