Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2016

Ser mujer: un inevitablemente riesgoso destino

En el 2006 mi amiga Caro y yo viajamos juntas por Israel y Egipto. Juntas empacabamos maletas, viajamos por horas y nos aventurabamos a tierras, no solo lejanas, si no de idiomas y tradiciones ajenas a las nuestras. Juntas recorrimos pueblos y ciudades— de esas que escuchábamos en las misas del colegio los miércoles o veíamos en las siempre repetidas películas de la semana santa—, en las que nos hospedábamos en casas de amigos de amigos, hoteles que salían en libros, que algún "conocido" había recomendado o encontrabamos en Internet.  Caro y yo, así como imagino Mariana y Maria José, las mochileras argentinas, emprendimos ese viaje, a pesar de algunas reservas de familiares y amigos, para conocer lo diferente, aprender de otros, y saborear el mundo. Viajabamos para crecer, para ser. Siempre me ha dolido aceptar la realidad de que las dos volvimos sanas y salvas por "debuenas*" porque esas reservas de familiares, amigos y hasta propias, están arraigadas en la