Ir al contenido principal

La carta que nunca escribí

Juan, 


Nunca pense que llegaria este momento, pero sé que para ti no es sorpresa tener esta carta en tus manos. Desde hace un par de meses ambos esperábamos que uno de los dos fuese capaz de dar este paso, y pues con dolor en el alma seré yo. Por vos, por mi, por nosotros. 


Aun recuerdo como nos conocimos. Te vi en esa discoteca al otro lado de la barra mirándome y me hice la loca, pero ya llevaba yo un par de canciones siguiendo cada movimiento que hacías y pillandote mirarme de vez en cuando. Pensé que eras el más guapo de todo el lugar. Aún hoy, después de tantos años y pese a todo lo que ha pasado los últimos meses, sigues siendo el más guapo en cualquier lugar. Recuerdo como me pediste un cigarrillo aquella noche y yo negué con la cabeza tener mas, pero te tendí el que fumaba. “Tenes un cigarrillo” fue lo primero que me dijiste. 


Esa noche yo vestía una camisa verde que dejaba ver mis hombros, y tu una camisa blanca con rayas azules. No estoy segura cuantas canciones bailamos antes de darnos el primer beso, (creo que no fueron muchas) y fue como la atracción de dos imanes. No nos separamos en toda la noche.Y nunca dejamos de hacerlo. Ese beso nos acompañó por años, y siempre que se tocaban nuestros labios, yo sentía como mi cuerpo flotaba. Sé que tú sentías lo mismo. Pero hace meses que nuestros labios no se tocan, y en las escasas ocasiones que lo hacen, el aire se siente tan pesado como la casa que habitamos.


Ya no se nos hacen eternas las horas al estar separados, y a cada uno le da igual cenar o no juntos. Hemos aplazado de nuestra lista de prioridades estar en nuestra compañía. Y, no tenemos ese afán de contarnos los detalles del día durante la cena, de inventarnos excusas para llamarnos o vernos a media tarde, de buscar el consejo del otro. Cada vez hablamos menos y nos irritamos más. Demasiadas pequeñeces juntas han lograron ganarnos la partida y ocupar más espacio que las ganas de luchar juntos en la vida. Y es que el amor, como todo, es una lucha constante, una batalla contra la monotonía, el resentimiento, la distancia y nuestros propios demonios. 


No puedo recordar la última vez que hicimos el amor. Y no me refiero a el sexo, a tener sexo, a revolcarnos, que sabes que es diferente. Y,  aunque es verdad que el sexo sigue, la intimidad es ahora prisas, satisfacción de instintos humanos básicos, copulación nada más. Salidas al paso. El deseo se ha escondido con la mutua admiración.


Estoy segura que los mejores años y momentos de mi vida adulta los he pasado contigo. No, mejor dicho, me volví una adulta a tu lado, y he amado cada minuto de nuestra vida juntos, los buenos y los malos. Hemos crecido juntos y sorprendido a todos, incluso a nosotros mismos, por todo lo que hemos construido en diez años. La persona que era el día que te conocí y la que soy hoy es tan diferente, y en muchas formas es todo lo que soñó ser gracias a ti, a contar con tu voz de aliento, amor y confianza. Tu eres mi mejor amigo, quien más me conoce, acepto y batalló conmigo mis demonios.


No tengo como pagarte el haberme enseñado lo que era el sentirse amada y conocer todo el amor que tengo para dar. Porque te amé con todas las fuerzas de mi alma, con cada músculo, cada respiración, con fe, pasión y admiración. Y aún mientras escribo esto sé que te amo,  pero hemos cambiado y, sin querer, hemos  abierto una brecha entre los dos tan grande que ya no se cómo enfrentar. Nuestra vida juntos está ahora marcada por toques de amargura, de resentimientos y reclamos, de distanciamientos y silencios cada vez más incómodos y largos. Y este amor que aún te tengo, y que sé que aún me tienes, se ha transformado en apego, en amistad profunda. 


Así que en honor a tanto amor que descubrimos juntos y a todo el trabajo que nos tomó construir nuestra vida, me despido de ella con el corazón en la mano y el alma llena de gratitud hacia ti. Fuimos felices, pero desde hace mucho que ya no lo somos. Ya no nos vemos en los ojos del otro, hemos dejado de entender nuestra compañía como bienestar. Ya no estamos en sintonía.  


Te mereces toda la felicidad del mundo J, por favor encuentrala de nuevo,


Con amor,


J


Comentarios

Entradas populares de este blog

Taza o pocillo

El pocillo o taza es de cerámica pesada, de esas que se hacen con la arcilla se quema por horas o hasta días. Usando el método de medición imperial, ósea el gringo pues ellos se rehusan a el sistema métrico como el resto del mundo, mide un poco más de 3 pulgadas de alto. Mis pulgas por supuesto. Y como no tengo un metro o regla a la mano, diré que es igual de grande que la palma de mi mano, aunque eso y lo de las pulgadas no dice mucho, pues ustedes no saben cuanto mide mi mano. y para que se hagan una idea, es solo un poco más alto que la mitad de un teléfono celular. En fin, conocer su altura al dedillo no es tan importante.    Tiene forma de cilindro con base redonda un poco más pequeña que el resto. El grosor de la misma es al contra un poco más grueso que los laterales. Me imagino que los diseñaron así para evitar que calentar mucho más de lo necesario las superficies donde se posa. Su base es lisa, plana, y se diferencia del resto al tener una textura como porosa y ser de tonalid

Pintar como una tía.

Enero es el mes que me parece más eterno de todo el año. Esa espera entre las fiestas de fin de año y las obligaciones laborales o académicas que se anhelan de regreso de alguna forma, aprendemos a amar la piedra en el zapato, y que se ven con terror acercarse. En esa clase de enero me encuentro y he decidido que mataré su parsimonia con arte. A diario estaré haciendo algo, bien sea un dibujo rápido o inclusive rayas y círculos. La idea es no dejar los huesos y ojos descansar mucho rato, que de por sí ya llevan un buen tiempo descansando. Ayer comencé una pintura que tenía en la lista de cosas por hacer que aunque disfruté mucho haciéndola por un par de horas, tan pronto como me aleje para descansar y respirarla me gritó ¡ERROR! , por todas partes. Y es que todo estaba mal. No era un mal trabajo, pero sí una mala obra, una mala pintura. Andaba lo que me atrevo a llamar - y lo digo con todo el amor - pintando como una tía. La mala pintura de una foto muy hermosa de mi hijo con un som

PARTO:NO SON 9 MESES

PARTO: no son 9 meses ​ El comienzo de nuestra historia comienza el día que nacemos, por eso la historia de cómo nuestras madres el día que nos dio a luz  es tan importante para contar nuestra historia, pero ¿cuántos sabemos cómo fue ese día y proceso para ellas? ​ Parto: no son 9 meses  es una acción del performance resultado de una investigación sobre las experiencias de varias mujeres madres de mi entorno y de mi propia experiencia.  ​ ​ ¿Te interesa contarme tu historia? Encuesta ​